La solidez del sector asegurador a prueba por el COVID-19
-- Fuente: Vistazo
El fuerte crecimiento alcanzado en 2019 y el buen desempeño en los dos primeros meses del presente año vislumbraban un escenario positivo para el sector asegurador ecuatoriano. Sin embargo, la llegada del COVID-19 al país cambió totalmente la perspectiva.
Según datos de la Federación Ecuatoriana de Empresas de Seguros (Fedeseg), desde la declaratoria de emergencia por la pandemia, las ventas de pólizas han caído. Durante marzo, abril y mayo, las primas emitidas registraron una reducción en comparación con los mismos meses del año pasado.
El sector resultó afectado y no solo con la caída de ventas sino también con el pago de primas, pues muchos clientes no cumplieron con sus obligaciones debido a la contingencia del COVID-19.
Y el impacto aún no termina del todo, pues también se espera que haya un pico en los reclamos por siniestros, especialmente, en los ramos de vida y asistencia médica.
“Las empresas que operan en dichos ramos manifiestan que se está sintiendo un incremento en los siniestros, lo cual será más claro en las próximas semanas cuando las personas presenten sus reclamos atrasados y busquen servicios públicos privados para sus afecciones en salud que han estado represadas por la cuarentena”, explica Patricio Salas, secretario ejecutivo de la Fedeseg y gerente general de la Asociación de Compañías de Seguros del Ecuador (Acose).
Hasta mayo anterior, los siniestros pagados por todo el sistema sumaron 243 millones de dólares, de acuerdo con datos de la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros. En la actualidad, se trabaja para conocer la afectación directa de la pandemia en el pago de estas obligaciones.
Ante esta situación, las compañías aseguradoras y las autoridades de control han puesto en marcha sus planes de contingencia para garantizar un buen servicio a la ciudadanía y mantener la liquidez necesaria en el sistema para hacer frente a las obligaciones que tienen derecho los clientes.
Salas resalta que el COVID-19 ha puesto a prueba nuevamente la solidez del sector asegurador nacional. Ya en 2016, luego del terremoto de abril de ese año, el sistema pagó más de 600 millones de dólares por siniestros.
“En el Ecuador desde 2010 se ha venido actualizando la normativa de solvencia para aproximarlo a los estándares internacionales y la prueba de que ha sido una medida positiva y adecuada, está a la luz de todos”, manifiesta el dirigente.
Actualmente, hay 30 compañías de seguros operando en el país, de las cuales 19 registran caída en el volumen de primas emitidas entre enero y mayo de este año en comparación con el mismo periodo del 2019; mientras que las 11 restante tienen incrementos no tan significativos. El consolidado del sistema demuestra una caída del 6,9 por ciento.
La situación en el Ecuador es un reflejo de lo que acontece en el mercado asegurador mundial. Con ramos que tienen cierto comportamiento positivo, pero otros con grandes pérdidas.
En general, el impacto del COVID-19 en la industria global será de 203.000 millones de dólares, calcula Lloyd’s of London, una de las aseguradoras más prestigiosas en el mundo.
De ese valor, el 52 por ciento corresponderá al pago de indemnizaciones y el 48 por ciento adicional a la pérdida de valores de las inversiones del sector.
Perspectivas
Según el Banco Central del Ecuador, el COVID-19 tendrá un efecto negativo en la economía nacional, lo cual se traducirá en un decrecimiento interanual que fluctuará entre el -7,3 y el -9,6 por ciento.
“En este sentido, hasta fin de este año se espera una reducción del nivel de primas en casi el mismo ritmo antes citado, frente a lo que fue la actividad en 2019”, afirma Patricio Salas.
Aunque destaca que, ante una posible demanda adicional de los seguros de salud y de vida para los siguientes meses, ese incremento no se reflejará en el resultado general del sector por la caída de otros ramos como las pólizas de Pymes y familias..
Para el mediano y largo en plazo, en cambio, las perspectivas son más positivas, pues se espera un crecimiento del mercado y la reducción de la brecha de aseguramiento que tiene el país.
“En todo caso creemos que para el futuro el seguro jugará un rol más importante en la capacidad de resiliencia de todos los ecuatorianos, en casos de riesgos como el que estamos viviendo”, aclara.